El movimiento tiene sus orígenes en Las flores del mal, libro emblemático de de Charles Baudelaire.
El escritor Edgar Allan Poe, a quien Baudelaire apreciaba en una gran medida. Influyó también de manera decisiva en el movimiento, proporcionándole a este la mayoría de imágenes y figuras literarias que utilizaría. Para 1880, el movimiento ya había atraído a toda una generación consigo de jóvenes escritores cansados del movimiento realista.
Este movimiento artístico fue en sus comienzos una reacción literaria contra el naturalismo y el realismo, movimientos antiidealistas que apreciaba la realidad cotidiana y la ubicaban sobre el ideal. Estos movimientos fueron rechazados como reaccionados por la juventud parisina, llevándolos a poner sobre todo la espiritualidad, la imaginación y los sueños. El primer escritor en reaccionar fue el poeta francés Charles Baudelaire, sus obras, entre las que destacan Las flores del mal, Los pequeños poemas en prosa, fueron tan renovadoras que fueron prohibidas por considerarse oscuras e inmorales, al retratar sin taparse el uso de drogas, la sexualidad y el satanismo. El primer movimiento descendiente de esta idea postromántica sería el parsianismo.
Otros dos precursores del simbolismo fueron los franceses Arthur Rimbaud y Paul Verlaine. Estos dos poetas, que para esa época tenían una azarosa relación amorosa, fueron decisivos para el arranque del movimiento.
Rimbaud, que contaba con 17 años fue el más conocido al que lo llamó su alquimia del verbo en la cual trataba de convertirse en vidente por medio del desarreglo de todos los sentidos. Con esta excusa pasó a sumirse a vagabundear día y noche por las calles de París para luego presentarse en las reuniones con la ropa sucia o en estados muy malos (borracho o etílico) hechos que muy rápido le dieron mala fama y su sobrenombre enfant terrible. Sus obras más reconocidas fueron Una temporada en el infierno e Iluminaciones.
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